La verdad es que estas semanas se me hacen eternas. A las 16:00 salgo del trabajo pitando para recoger a la peque en la guardería, después al súper (por más que intento planificar la compra, siempre me falta algo y acabo teniendo que ir cada día). Y creedme que ir al súper con la cuqui es toda una aventura! Que ella ya no quiere ir en el carro porque es mayor y me quiere ayudar llevando el carrito (el cesto con ruedas)...y entre ir al tanto para que no se me pierda por los pasillos, vigilar que no atropelle a nadie y devolver a su sitio todas las cosas que va metiendo y que no necesitamos, para hacer una compra rápida que se haría en 10 minutos, nos estamos tres cuartos de hora...
Cuando conseguimos salir del súper, con suerte y si consigo sobornarla con un palito (el típico bastoncito de pan) para que se siente en el carro genial...en 5 minutos en casa. Si no, nos espera un largo camino subiendo y bajando diez veces en cada uno de los bordillos y escalones de entrada a comercios y portales.
Cuando por fin llegamos a casa toca guardar la compra y hacer las cuatro cosas que siempre, por un motivo u otro, no le da tiempo a hacer a cuquipapá por la mañana...recoger la cocina, pasar la mopa, plegar ropa...todo esto con la cuqui enganchada a mi pierna repitiendo erooooo uuaaaarrr (quiero jugar!) y ojo, que no es que quiera que me siente a jugar con ella, lo que a ella le gusta es que me siente a ver cómo juega ella! le gusta señalarnos el punto exacto donde debemos sentarnos para observar cómo va sacando todos los juguetes que tiene (muñecos, puzles, cuentos, etc.) hasta que parece que ha pasado un huracán...
Después toca sacar a Socio. Menos mal que esta parte la tiene ya muy asumida y ella misma se sube directamente al cochecito. Y ahí que nos vamos los tres a dar un buen paseo de unos tres cuartos de hora haga frío, calor, sol, llueva o truene...
Ya de vuelta en casa hay que prepara el baño (si toca) y hacer la cena, cosas muy simples y sencillas y rápidas de preparar, porque con la cuqui agarrada a mi pierna gritando que la coja en brazos para ver qué es lo que se cuece por la encimera se me hace complicado preparar algo más elaborado y siempre acabo tirando de tortillas, sopa de pasta y carnes o pescados a la plancha.
Ya cuando la tengo sentadita en su trona cenando comienzo a ver la luz al final del túnel...en cuanto termina solo queda lavar los dientes y a la cuna! Con el ritmo frenético que lleva durante todo el día, cae dormida casi antes de apoyar la cabeza en la almohada...un besito, un hasta mañana mi vida y un te quiero.
Y ahí sí, comienza el único momento del día que tengo para mí. Y resulta que como estoy tan hecha polvo soy incapaz de ponerme a preparar mi cena...mis fuerzas no me alcanzan más que para abrir la nevera y atacar lo primero que encuentre lo suficientemente apetecible para acabar arrastrándome hasta el sofá dónde me encontrará cuquipapá a punto de caer dormida.
Cuando está cuquipapá no es que tenga todo el tiempo del mundo...pero por lo menos puedo ahorrarme el paseo con Socio y muchas veces la compra, lo que me da más margen para poder disfrutar un rato de juegos con la cuqui, preparar una cena decente e incluso comida para el día siguiente! Todo un lujo.
Y así transcurren mis días...menos mal que es viernes!
Ya de vuelta en casa hay que prepara el baño (si toca) y hacer la cena, cosas muy simples y sencillas y rápidas de preparar, porque con la cuqui agarrada a mi pierna gritando que la coja en brazos para ver qué es lo que se cuece por la encimera se me hace complicado preparar algo más elaborado y siempre acabo tirando de tortillas, sopa de pasta y carnes o pescados a la plancha.
Ya cuando la tengo sentadita en su trona cenando comienzo a ver la luz al final del túnel...en cuanto termina solo queda lavar los dientes y a la cuna! Con el ritmo frenético que lleva durante todo el día, cae dormida casi antes de apoyar la cabeza en la almohada...un besito, un hasta mañana mi vida y un te quiero.
Y ahí sí, comienza el único momento del día que tengo para mí. Y resulta que como estoy tan hecha polvo soy incapaz de ponerme a preparar mi cena...mis fuerzas no me alcanzan más que para abrir la nevera y atacar lo primero que encuentre lo suficientemente apetecible para acabar arrastrándome hasta el sofá dónde me encontrará cuquipapá a punto de caer dormida.
Cuando está cuquipapá no es que tenga todo el tiempo del mundo...pero por lo menos puedo ahorrarme el paseo con Socio y muchas veces la compra, lo que me da más margen para poder disfrutar un rato de juegos con la cuqui, preparar una cena decente e incluso comida para el día siguiente! Todo un lujo.
Y así transcurren mis días...menos mal que es viernes!